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EXCLUSIVO PARA UN ESTUDIO PRIVADO

 

Lo Más Importante Para los Estudiantes

Extracto del Audio # 162 – Clase Privada en Chicago, 1956, para “Los 25”.   Cinta 1 Lado 2 (Essentials for Infinite Way Workers) Lo Más Importante para los Estudiantes de El Camino Infinito

"En este momento el interés principal es el siguiente:

El Camino Infinito no constituye su interés principal; el mundo, no constituye su interés principal; los asuntos del mundo no constituyen su interés principal... En este instante tan solo hay UNA sola cosa que constituye su interés principal, y ésta es, el grado del Contacto con Dios que ustedes tengan.

Si jamás curaran un caso; si jamás aleccionaran a un estudiante; si jamás participaran en los asuntos del mundo – nada de eso importaría en lo más mínimo.

Tan solo hay una sola cosa que importa, y ésa es, La RELACIÓN DE USTEDES CON DIOS.

Ustedes nada le deben a “este mundo”, y tampoco tienen algo que darle; ustedes nada le deben a sus pacientes ni a sus estudiantes; ustedes NADA le deben a El Camino Infinito.

Ustedes tienen una gran deuda con ustedes mismos, y jamás van a poder librarse de dicha deuda.   Ustedes tienen una deuda con ustedes mismos para hacer su Contacto con Dios, y para mantenerlo y asegurarse de contactarlo cada día de la semana, manteniéndolo cada día de la semana.

Ésa es su función en la vida - ¡Hagan ese Contacto con Dios, y manténganlo!

Olvídense del mundo; olvídense de tratar de salvar al mundo; olviden a sus pacientes; olviden a sus estudiantes, y olviden El Camino Infinito – olviden todo.

Mantengan UN solo propósito, UNA sola ambición – hacer y mantener su relación individual con Dios, su contacto individual con Dios.

Entonces, de ese contacto, si la oportunidad se presentara para que hicieran trabajo de curación, para hacer trabajo de enseñanza, para hacer trabajo de conferencia; para sostener esta actividad en alguna forma, desde la ayuda con dinero material hasta el apoyo espiritual... ¡háganlo!

Pero háganlo únicamente como AÑADIDURA, como algo adicional; háganlo únicamente como una consecuencia, como un resultado directo de su contacto espiritual diario.

Ahora bien, yo puedo decirles esto porque verdaderamente ésta ha sido siempre mi actitud.   Yo carezco del sentimiento de desear salvar al mundo; incluso carezco del sentimiento de querer salvarlos a ustedes; carezco de sentimientos en relación a estudiantes o pacientes; carezco de todo sentimiento hacia “este mundo”.   Tan solo tengo UN solo sentimiento, y ése es, el que yo no puedo vivir separado ni apartado de mi Contacto con Dios.

 

Extracto de “La Vida Contemplativa” pág. 93

 

    CUANDO USTEDES MEDITEN…

 

Cuando ustedes mediten, recuerden que no deben tener un objetivo, propósito ni meta; y ningún otro deseo más que la experiencia del Contacto con Dios o el Reconocimiento de Dios.   Ustedes tienen que apartar del pensamiento cualquier objeto que pudieran desear, ningún deseo de demostrar.   Ustedes tienen que apartar del pensamiento la curación de la mente, el cuerpo, la carencia o el temor.   Jamás, jamás tendrán que mantener algún propósito ni objetivo que no sea el alcanzar la Concientización de Dios, y la Concientización de la Presencia dentro de ustedes. 

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Renuncia a Uno Mismo

 

Bien, en una meditación completamente relajada, renuncien a “este mundo”, renuncien a todo deseo.   Ustedes cuentan ahora con la capacidad de renunciar a todo deseo, excepto el deseo de “conocer a Dios correctamente”; de soltar el interés por la salud, la provisión, el hogar; de soltar toda ansiedad por amigos o familiares.   Suelten todo en Dios, porque si Dios no puede hacerse cargo de ello, ustedes ciertamente no podrán – pero Dios sí puede, siempre que ustedes estén dispuestos a renunciar a sus intereses y deseos.

Recuerden: Ustedes no pueden apegarse a algo y al mismo tiempo soltarlo.  Ustedes no pueden soltar algo y al mismo tiempo apegarse a ello.   O van a apegarse y a aprender finalmente que ‘por ustedes mismos nada pueden hacer’, o van a renunciar a ello.   Renuncien a toda ansiedad acerca de ustedes o de alguien más; renuncien a toda ansiedad por ustedes o por alguien más:

Yo suelto todo a Ti; no estoy reteniendo nada; no estoy manteniendo imágenes mentales en mi mente que me preocupen.   Mi único deseo es conocerte a Ti, correctamente; vivir para siempre en el recuerdo de que Tú, estás en mí; y de que todo Tu Reino está dentro de mí.   Yo, descanso en Tu Gracia; yo, descanso en Tu Paz.

Padre, perdóname si he buscado algo más que Tu Paz y la salud de Tu semblante.   Padre, perdóname si alguna vez he buscado algo más que Tu Gracia o si he sentido que necesitaba algo más que Tu Gracia.   Tu Gracia es mi suficiencia.   Yo vivo por Tu Gracia; yo vivo porque soy un heredero de Dios y coheredero con Cristo.

Males terrenales, intereses terrenales, ansiedades terrenales – todo esto lo suelto, porque yo estoy en casa, en Ti; Uno Contigo.   En esa unicidad está mi compleción, mi totalidad, mi perfección.   Si yo Te tuviera y al mismo tiempo también tuviera al mundo, no tendría nada más que si tan solo Te tuviera a Ti.

Yo, moro constantemente en el reconocimiento de que donde Tú estás, yo estoy; de que somos inseparables, indivisibles; y que Tú, conoces mi necesidad.   Es Tu gran placer el darme el Reino – el Reino que ya está establecido dentro de mí.

Tú, jamás me dejarás, ni me abandonarás.   Si soy bueno o malo, rico o pobre, enfermo o sano, Tú, jamás me abandonas.   Al reconocer lo anterior, quedan restaurados los años que se comieron las langostas – soy de nuevo pleno; pleno por medio del reconocimiento de Tu presencia; por medio del reconocimiento de lo inseparable y lo indivisible – Dios, es el Padre; y Dios, es el Hijo; y somos Uno.   En esta unicidad consciente se encuentra mi Totalidad.

El sol, la luna y las estrellas arriba en el cielo, están todas bajo el gobierno de Dios; las mareas van y vienen bajo el gobierno de Dios; los árboles, césped y plantas, están creciendo; las flores están floreciendo; los frutos están madurando – todo bajo la Gracia de Dios.

El ganado está pastando sobre las colinas, bajo la Gracia de Dios; el carbón y los diamantes en la tierra, y las perlas en el mar, todo está bajo la Gracia de Dios.   Las substancias que utilizamos hoy en día de la tierra, fueron colocadas ahí hace miles de años; las substancias que serán necesarias dentro de miles de años, se están formando ahora en la tierra y en el agua.

Toda necesidad está satisfecha por la Gracia de Dios – de hecho, la Gracia de Dios es mi suficiencia.   Todo me ha sido dado por la Gracia de Dios – no por fuerza, no por poder, no por oración, sino por la Gracia de Dios.   Por ello me relajo en Dios y recibo el mismo gobierno de Dios que dirige la tierra y todas sus actividades.   Yo, estoy en Ti; y Tú, estás en mí – y somos Uno.  

No se afanen por nada en el reino exterior; no se afanen por nada en el mundo.   El Reino de Dios está establecido dentro de ustedes, y la Gracia de Dios es su suficiencia.   ¡No se pre/ocupen!   

 

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 Extracto DE LAS CARTAS MENSUALES – FEBRERO DE 1960


COMIENCEN LA ORACIÓN Y EL TRATAMIENTO, CON LA PALABRA ‘DIOS’

Existe un solo principio en el tratamiento de El Camino Infinito, el cual ningún estudiante debiera olvidar jamás – Nunca, bajo ninguna circunstancia le den ‘tratamiento’ a una persona, condición o enfermedad.   Jamás consideren una enfermedad dentro de un tratamiento; jamás consideren una condición dentro de un tratamiento; jamás consideren a una persona dentro de un tratamiento.

¿Cómo se logra esto?   ¿Cómo pueden ustedes evitar considerar a una persona, enfermedad o pecado dentro de su tratamiento, puesto que toda llamada que les hacen viene de una persona, en relación con una enfermedad, un pecado o alguna condición particular?   Si ustedes comprenden que el tratamiento es una declaración de la verdad espiritual, y que no hay verdad acerca de una persona, una enfermedad o un pecado, entonces no encontrarán demasiado difícil practicar este principio, porque en tanto que no hay verdad acerca de ninguno de éstos, es que resulta del todo imposible el dar tratamiento a una persona, una condición o un pecado.   La única verdad que existe es acerca de Dios, por lo que lo único que ustedes pudieran alguna vez ‘tratar’, es a Dios.

Permítanme ejemplificar cómo se hace esto: Supongan que yo recibo una llamada del Sr. Jones, quien explica que tiene mala digestión.   De inmediato surge una sola palabra justo en mi pensamiento – una sola palabra.   No importa si la llamada no fuera del Sr. Jones, sino que fuera de Brown, Smith, Azul o Púrpura.   Es más, tampoco habría diferencia si se tratara de indigestión, de polio, cáncer, desempleo o de un posible divorcio.  Aun así, hay una sola palabra que llega a mi conciencia, y esa palabra es: Dios – D-i-o-s.   No importa quién es la persona que llama y tampoco importa la naturaleza de lo que su pretensión pudiera ser – la casa se está quemando, los niños cayeron al lago – la respuesta es la misma – una palabra: Dios.

Justo frente a mí está la palabra Dios.   ¿Y qué es lo que encuentro al mirar esa palabra?  – Encuentro que Dios es infinito, por ello siempre presente; Dios es omnipotente, por ello el único poder; Dios es omnisciente, por ello la única sabiduría y la única inteligencia; y también encuentro que Dios es Gracia.   Si yo fuera a dar un tratamiento y me concientizara que Dios es Gracia, entonces el tratamiento estaría concluido en ese instante, porque hay un flujo de calor que me recorre cuando contemplo a Dios como Gracia, que anunciaría el fin del problema – y esto es lo que ocurre en un tratamiento cuando mantenemos nuestra mente colocada en Dios.

Las Escrituras dicen: “Tú, mantendrás en perfecta paz, a aquél cuya mente permanezca en Ti”.   ¿De qué otra manera vamos a encontrar paz?   ¿Alguna vez se han preguntado lo difícil que es encontrar la paz cuando están pensando en los Jones, los Brown y los Smith del mundo?   ¿Alguna vez han encontrado paz en tanto estuvieron pensando en el pecado, la enfermedad, la muerte y la pobreza?   ¿Alguna vez han encontrado paz mientras contemplaban las discordias del mundo?  – No; hay una sola manera de hallar paz.  “Tú mantendrás en perfecta paz, a aquél cuya mente esté establecida en Ti… No te apoyes en tu propio entendimiento – en todos tus caminos reconócelo a ÉL, y Él dirigirá tus caminos”.

Los estudiantes a menudo dicen: “Yo no tengo suficiente comprensión para sanar”, a lo que generalmente respondo: “Yo tampoco; pero veo cuántas curaciones acontecen”.   No se trata de la comprensión de ustedes, aquello que alguna vez sanará a alguien.   “No te apoyes en tu propio entendimiento”.   Incluso si ustedes fueran practicistas o maestros, en cada caso que llegara a ustedes, eleven su pensamiento hacia Dios; reconozcan la comprensión y la Gracia de Dios como siendo suficientes.   ¿No se dan cuenta que ninguna Gracia de persona alguna es su suficiencia; y ninguna comprensión de persona alguna puede ayudarlos? – La comprensión de Dios, y solo la comprensión de Dios constituye la libertad de ustedes; la sabiduría de Dios constituye la guía de ustedes; el amor de Dios es la protección de ustedes; la presencia de Dios es la armonía del ser de ustedes.  

Por ello, con todas sus adquisiciones, adquieran a Dios.   Olvídense de ustedes; olvídense de su comprensión y den un salto justo hacia Dios.          


 RENUNCIEN  A  TODO  INTENTO  DE  DEFINIR  A  DIOS


Hubo un tiempo cuando Dios era algo carente de significado para mí – tan solo una palabra de cuatro letras: D-i-o-s.   Y esas cuatro letras no implicaban nada para mí, porque no podía imaginar a Dios ni entender lo que Dios significaba.   Así que como no podía entender lo que Dios era, preferí utilizar conceptos como ‘Mente divina’, ‘Principio’ o ‘Ley’.   Todavía hay gente en el ámbito metafísico que está en la misma posición.   Sin embargo después encontré que habiendo obtenido cierta comprensión de conceptos de Dios como Mente, Vida, Alma o Principio, regresé a la palabra ‘Dios’; y entonces me di cuenta que debido a que esta palabra no puede ser entendida, de hecho resulta ser la mejor palabra.

Todo aquél que cuente con un concepto acerca de Dios, estará orando a su concepto – pero no estará orando a Dios.   Todo aquél que piense de Dios como Mente, estará pensando en una inteligencia; probablemente un tanto superior a la inteligencia humana, pero sin embargo alguna clase de inteligencia humana.   Todo aquél que piense de Dios como Amor, estará pensando en el amor en algún plano humano.   Ciertamente pudiera tratarse del amor puro como el de la madre, el del padre, el de los hermanos… pero finalmente se trata de algún sentido de amor.   El amor que Dios es, de hecho, no es esa clase de amor.   Dios, como Amor, no tiene relación alguna con lo que algún ser humano pueda posiblemente pensar acerca del amor.   Así que hasta que una persona trascienda todo sentido de amor humano, le será del todo imposible comprender a Dios como Amor.

También la mayoría de nosotros aceptamos algunas ideas acerca de lo que Dios es, y entonces cuando oramos a ese concepto, nos preguntamos por qué nuestras oraciones no son respondidas.   Resulta poco sabio orarle a algún ‘concepto’ acerca de Dios.   Es mucho mejor despojarnos de todo concepto de Dios.   Por ejemplo, al pensar y percibir a Dios como Amor, pudiéramos volvernos hacia Dios y preguntar lo que el Amor es, y al reconocer que no se parece en nada al amor de la madre, del padre, del esposo, de la esposa, al de los hijos, al amor por la naturaleza o al amor por la belleza, entonces finalmente llegaremos al punto donde estaremos dispuestos a admitir que no entendemos lo que el Amor es, en el nivel-Dios, puesto que jamás hemos sido Dios.

¿Qué es Dios como Mente?   Rápidamente percibimos que Dios es inteligencia.   ¿Inteligencia?   ¿Cómo sabemos que Dios es inteligencia?   ¿Qué es lo que hace que llamemos a Dios, inteligencia?   – Para la mayoría de las personas, la inteligencia o el pensamiento, es considerado como claridad, como conocimiento, o como la capacidad para actuar en cierta forma bajo condiciones específicas.  Pero, ¿es Dios algo parecido?   ¿Qué derecho tiene alguien para limitar a Dios; y ciertamente si fuera posible, qué derecho se tiene para saber qué es la inteligencia, la cual con toda seguridad, sería limitación?  - No; ni siquiera nosotros sabemos lo que Dios es como Mente.

Dios es Espíritu; pero ¿qué es Espíritu?  - Eso no lo podremos saber jamás.   Por cierto, ¿cómo podríamos verdaderamente saber algo acerca de Dios, puesto que entonces nuestro conocimiento necesariamente tendría que ser infinito?   ¿Cómo podría el conocimiento finito abarcar la infinitud y la totalidad de Dios?   ¿Por qué no ser honestos y confesar que no sabemos lo que Dios es? – Y con tal admisión estaríamos realmente comenzando a entender a Dios, puesto que en el instante en que nos demos cuenta que no sabemos ni comprendemos a Dios, estaremos más cerca de Él.

Cuando llegamos al punto donde nos despojamos por completo de todo concepto de Dios, de toda creencia acerca de Dios o de toda teoría acerca de Dios, entonces estamos siendo más atraídos de una verdadera experiencia-Dios.   Mientras haya algún concepto en nuestra mente acerca de Dios, éste será finito, limitado y circunscrito – por lo tanto, no podría tratarse de Dios Mismo.   Únicamente encontramos a Dios cuando deponemos nuestros conceptos y pensamientos acerca de Dios, y somos lo suficientemente honestos como para admitir:

“Hay una sola cosa de la que puedo estar seguro relacionada con Dios; y es que Dios, Es.   Yo ignoro la razón por la que Dios, Es; tan solo sé que tengo una sensación de que existe un Dios”.

Si fuéramos a intentar definir a Dios, fracasaríamos, puesto que ninguna de nuestras definiciones nos dejaría satisfechos.   No sabemos por qué es que sabemos que Dios, Es – tan sólo lo sabemos.   Cuando llegamos al punto donde reconocemos que Dios, Es; y cuando estamos dispuestos a detenernos ahí y a no tratar de definir lo que Dios, Es, entonces llegamos al punto más maravilloso en nuestra experiencia, por lo que virtualmente estaríamos diciendo:

“Padre, yo sé que Tú, Eres; yo sé que hay un Dios.   Yo sé que hay Algo más allá de la naturaleza humana, pero eso es todo cuanto sé.   Ahora Padre, revélate a Ti Mismo”.

En ese instante estaríamos en el punto más alto de nuestro tratamiento u oración.   Nuestros pensamientos acerca de Dios; nuestras opiniones y teorías, estarían del todo muertas, y nos encontraríamos en tal estado de vivacidad esperando que Dios nos dijera lo que Dios, Es.   En ese estado Dios puede revelarse a Sí Mismo.  Dios siempre puede revelarse a Sí Mismo, a la conciencia expectante y receptiva; a la conciencia que está dispuesta a aniquilar su sabiduría humana.   Y en verdadera humildad habría que reconocer:

Yo sé que Dios, Es; pero no sé lo que Dios, Es; o por qué Dios, Es; o dónde es que Dios, Es; o cómo actúa Dios.  Yo no sé cómo salir ni cómo entrar”.

Las Escrituras dicen que ni siquiera sabemos cómo orar; pero que tenemos que permitir que el Espíritu interceda dentro de nosotros – permitir que el Espíritu ore.   En 1932 aprendí que resultaba del todo imposible para mí saber cómo orar sin usurpar el lugar de Dios; pero en el reconocimiento de que todo cuanto yo sabía era que Dios, Es, gradualmente, al paso de los años, ha llegado la convicción de que, si me vuelvo hacia Dios, y si mantengo mi mente o pensamiento establecido en Dios, entonces el tratamiento correcto, la oración correcta, la comunión correcta, la meditación correcta, la forma correcta de sanar y la forma correcta de enseñar – todas estas cosas se despliegan desde el interior.

Durante mucho tiempo por venir, no solo va a ser legítimo sino indispensable en el tratamiento de ustedes, el que conozcan toda la verdad que sea posible conocer, siempre y cuando estén conociendo la verdad acerca de Dios, ¡y no acerca del hombre; no acerca de personas ni acerca de condiciones!   Mantengan su mente establecida en Dios.   Los Brown, los Jones, los Smith, el cáncer y la polio, intentarán penetrar los pensamientos de ustedes, pero la habilidad para impedir que entren es lo que hace de ustedes, practicistas.

“¿Qué tengo yo que ver contigo – Jones, Brown, Smith, pecado, enfermedad, muerte?   - Mi trabajo es con Dios.   Yo voy a mantener mi mente establecida en Dios – Dios, Dios, Dios”.

 

 

Extracto de “La Vida Contemplativa” – págs. 93,94,95


Una Forma de Meditación Contemplativa en Dios

 

Si ustedes no pudieran sentir rápidamente paz con una especie de actitud para escuchar, entonces pudieran comenzar su meditación en la cual ustedes contemplan a Dios y las cosas de Dios.   Ustedes pudieran comenzar con la palabra ‘Dios’, permitiendo que llegue algo a su pensamiento relacionado con Dios, que desee desplegarse:

Dios está más cerca de mí, que la respiración.   Dios ya está donde yo, estoy, porque “Yo, y mi Padre, Uno somos” (Juan 10:30), y ni la vida ni la muerte pueden separarme de Dios.

Dios es la verdadera substancia de mi forma – incluso mi cuerpo es el templo de Dios, puesto que Dios lo formó.

Dios formó todo este templo del universo: “La tierra es del Señor, junto con toda su plenitud” (Sal. 24:1).   Dios lo hizo a la imagen y semejanza de Su propia substancia.

En realidad, Dios es mi identidad, y constituye mi individualidad.   Si soy un pintor o músico, es porque Dios me ha dado la inspiración, la habilidad, la capacidad; si soy un escritor, es porque Dios me ha dado las ideas con las que trabajo, así como las habilidades para expresarlas; si estoy en un trabajo o una profesión, Dios es la inteligencia que gobierna mi actividad.

Por cierto, si estoy saludable, es debido a que Dios es la salud de mi semblante; Dios es mi fortaleza.   Yo, vivo, me muevo y tengo mi ser, en Dios; y ésa es la razón por la que somos inseparables e indivisibles.

Dios en mí es el Reino de Dios dentro de mí; y en esa unicidad se encuentra la relación divina de Padre e hijo.

“Hijo: tú, siempre estás Conmigo; y todo cuanto Yo, tengo, es tuyo (Luc. 15:31).  Mi filiación con Dios es lo que me da derecho a todo cuanto Dios, Es; y a todo cuanto Dios, tiene.  – No debido a que sea bueno; no debido a que me lo merezca o me lo haya ganado – porque en mi capacidad humana difícilmente puedo ser digno de Dios – pero es así debido a que yo, soy el hijo de Dios; debido a que la relación entre Dios y yo, es una relación de unicidad; debido a que Dios ha decretado: “Hijo, tú estás siempre Conmigo”.

La Gracia de Dios no es algo para ser ganado o merecido; la Gracia de Dios no es algo que acontece en el futuro; la Gracia de Dios está actuando dentro de mí, ahora.   La Gracia de Dios actúa para soportarme, mantenerme y sustentarme.   La Gracia de Dios actúa como mi inspiración, como mi capacidad, como mi habilidad, como mi integridad.

 Yo, carezco de integridad propia de la cual presumir; no tengo honestidad propia ni moralidad propia – nada de lo cual pueda presumir – porque Dios constituye la integridad de mi ser; Dios constituye mi capacidad para trabajar, y Dios constituye mi capacidad para pensar y para inspirarme.   “Hijo: todo cuanto Yo, tengo, es tuyo”; por lo tanto, Dios es mi capacidad total, mi capacidad infinita.

Dios constituye la naturaleza infinita de mi provisión.   Mi provisión no está limitada a mi actividad, a mi conocimiento ni a mi sabiduría; tampoco está limitada a mi remuneración ni a lo que alguien pudiera darme.   Mi provisión está limitada únicamente a la naturaleza infinita del don de Dios.   “Hijo: tú estás siempre Conmigo, y todo cuanto Yo, tengo, es tuyo; tú eres heredero, coheredero, de todo cuanto Yo, tengo”.   Mi provisión es tan infinita como la capacidad para conferir, de Dios.

“La tierra es del Señor, junto con toda su plenitud”.   Toda esta tierra, los cielos, el sol, la luna y las estrellas; todos los peces del mar y las aves en los cielos; todo el perfume de las flores – todo esto es mío, porque: “Hijo: tú estás siempre Conmigo; y todo cuanto Yo, tengo, es tuyo”.

Dios está más cerca de mí que la respiración.   Dios estaría conmigo si subiera a los cielos; Dios estaría conmigo si hiciera mi lecho en el seol; Dios estaría conmigo si “caminara a través del valle de la sombra de la muerte” (Sal.23:4).   No necesito temer mal alguno, porque la presencia de Dios está conmigo, y la presencia de Dios va delante de mí para enderezar lo torcido; la presencia de Dios va delante para preparar mansiones para mí; la presencia de Dios es el verdadero alimento, vino y agua de mi vida diaria; la presencia de Dios es la certeza de mi provisión infinita.

Debido a que Dios es mi refugio, es que la presencia de Dios es mi protección, mi salvación y mi seguridad.   Yo, encuentro mi salvación y seguridad dentro de mí; yo, la llevo conmigo en la vida y en la muerte, porque yo, llevo conmigo la presencia de Dios.

En esta meditación todo cuanto ustedes han hecho, es contemplar a Dios - la presencia de Dios; la totalidad de Dios; y la relación de ustedes con Dios.   Ustedes han morado en una contemplación continua de la totalidad de Dios, del poderío de Dios; de la Gracia de Dios, del amor de Dios… y habiendo llegado al final de sus pensamientos por el momento, entonces ahora ustedes se aquietan y esperan que Dios les hable a ustedes.   Guardan silencio en tanto sus oídos permanecen abiertos como si la vocecita callada les fuera a hablar.   Esta voz puede hablar verdaderamente con palabras; pudiera llegar tan solo como una impresión de sentir la presencia de Dios; o pudiera dejarlos tan solo con un profundo suspiro. 

Sin embargo, de una forma o de otra, dentro de los siguientes veinte, treinta o cuarenta segundos siguientes, La sentirán y tendrán la convicción de que ustedes no están solos, sino que hay una Presencia dentro de ustedes.   En el instante en que tengan ese reconocimiento, habrán hecho su contacto consciente con Dios, y habrán alcanzado el reconocimiento consciente de su unicidad con Dios.   Su unicidad siempre ha existido, pero ahora ustedes han dado un paso adelante importantísimo – el alcanzar la unicidad consciente o un reconocimiento consciente de su unicidad.  

 

 

MEDITACIÓN SOBRE LA PRESENCIA DE DIOS

[Tal como fue impartida por Joel Goldsmith a sus estudiantes, en el año de 1960]

Yo, no estoy buscando nada en el ámbito exterior.   Yo, libero todo deseo por personas, cosas, condiciones.   Yo, suelto todas mis esperanzas y ambiciones en Tu regazo, Padre.   Toma todo cuanto tengo, porque todo cuanto tengo es Tuyo.   Me libero a mí mismo de todo temor conocido, porque Tú, eres en mí; y yo, soy en Ti.   Ahí donde yo, estoy, estás Tú.

Por lo tanto, no temo.   No temo lo que el hombre mortal pudiera hacerme.   No temo lo que los pensamientos mortales pudieran hacerme.   No le temo a nada, porque yo, estoy en Ti; y Tú, estás en mí.   En donde Tú estás, yo, estoy; y en donde Tú, estás, no puede morar el temor.  

¿Existe algo con poder destructivo para Tu hijo?   ¿Existe algún poder mayor que Tu poder de protección, de cuidado, de soporte?   ¿Existen poderes mayores que Dios?   ¿Existe algún poder aparte de Dios?  - Ah; esto es.  Dios es el único poder.  No hay poder alguno que temer – ningún poder de pecado, de enfermedad, de carencia; ninguno.   Ningún arma forjada contra mí, prosperará - porque yo, estoy en el Padre, y el Padre, está en mí.   Por lo tanto, fácil y gustosamente renuncio al temor.   Y yo, renuncio a la esperanza, porque ¿para qué la necesito?   Dios es el don mayor, y Dios Se ha dado a Sí Mismo, para mí.   Todo cuanto el Padre, tiene, es mío.   ¿Qué queda por esperar?

Así que Te entrego mi esperanza.   Si yo deseo a Dios con todo mi corazón y con toda mi alma y con toda mi mente, entonces tengo que hacer espacio para no desear nada más; y ¿existe algo que yo desee después de haber entregado todo mi deseo a Dios?   Yo, sólo deseo a Dios – conocerte a Ti, correctamente – vivir conscientemente en Tu presencia.   Éste es mi deseo, y todo otro deseo lo entrego a Ti.   Ya no tengo más deseo que conocerte a Ti, correctamente.   ¿Ambiciones?   ¿Cuál ambición queda?   ¿Qué queda ahí que uno pudiera ambicionar luego de que uno ha conocido a Dios?   ¿Existe algo en el mundo de mayor valor que Dios?   ¿Existe algo de mayor beneficio que Dios?  -No; no.   Conociendo a Dios y teniendo a Dios, no puedo tener otra ambición; y yo, puedo entregar mi ambición a Ti – esperanza, deseo, ambición, temor… 

Todo esto lo entrego.   Y ahora, no queda nada en el mundo exterior a lo que esté atado.   Amar a mi prójimo como a mí mismo – esto es natural, normal, espiritual.   Amar a mis amigos, amar a mi familia – esto es normal, natural.   Pero ahora nada en lo externo me atrae.   Nada fuera de mí es mayor que mi amor por Dios; que mi deseo por Dios; que mi reconocimiento de lo que el gobierno de Dios significa.  

Así que ahora estoy aquí dentro de mí mismo – a solas con Dios, morando con Dios; viviendo en el Reino de Dios dentro de mí, y mirando esta profunda interioridad – este pozo profundo de contentamiento dentro de mí mismo – por todo lo que Dios vaya a impartirme.   Recuerdo que no hay contentamiento para la mente que esté agitada por el deseo de algo que esté afuera.   No hay contentamiento y no hay paz para la mente que esté en temor de algo externo.   La única paz que existe, el único contentamiento que existe, está en el reconocimiento: ‘Yo, y mi Padre, Uno somos; y aquí, dentro de mí, está todo el Reino de Dios.   Aquí, dentro de mí, Dios ha colocado a Su hijo – a Su hijo amado’.   Este hijo amado es la realidad de mi ser; el hijo de Dios está dentro de mí.   Ahora, yo estoy dentro, y el resto del mundo está afuera; y yo, no tengo deseo alguno de ir más allá de mis párpados. – Yo, estoy dentro de mí.

Mis pensamientos no van hacia afuera, porque no hay nada mayor que aquello que yo, tengo dentro de mí.   Y ahora que yo estoy en paz dentro de mí, es que puedo volverme hacia el Padre interior y decir: ‘Habla, Señor; porque Tu siervo escucha.   Yo espero por la impartición que va a venir desde Ti, a mí’.   Muy profundo dentro de mí, está el Reino de Dios.   Muy adentro de mí, está Su presencia; y en Su presencia, hay plenitud de vida.   Su presencia dentro de mí, es plenitud.   Todo cuanto yo podría alguna vez necesitar en mi vida diaria, está provisto desde el interior para mí, a través de esta Presencia.   Tu presencia dentro de mí, es la plenitud de mi vida entera.   Tu presencia dentro de mí es vida eterna.   Tu presencia dentro de mí, es pan, el báculo de la vida.   Tu presencia dentro de mí, es vino, es agua, es carne.   En Tu presencia está la plenitud, porque donde el Espíritu del Señor está, ahí hay libertad; y ahora aquí, dentro de mí, está el Espíritu del Señor.

El Espíritu del Señor Dios, está sobre mí.   El Espíritu del Señor Dios, está dentro de mí.   El Espíritu del Señor Dios, me ha ordenado mostrar la gloria de Dios.   El Espíritu del Señor Dios dentro de mí, es mi libertad - mi liberación del temor; mi liberación del cuidado; mi liberación del peligro.   Tu presencia, dentro de mí, es mi liberación del cuidado.   Fuera en el mundo hay preocupación, y pruebas, y tribulaciones.  Pero en Tu presencia, dentro de mí, hay paz, libertad, gozo, salvación, seguridad, abundancia.   Tu presencia es mi abundancia; Tu presencia dentro de mí, es la actividad de la Gracia; Tu presencia dentro de mí, es la plenitud de mi actividad sobre la tierra.   Lo que sea que yo tenga que hacer en la tierra, tiene éxito ahora, porque Tu presencia dentro de mí, va delante para enderezar los lugares torcidos – para preparar un lugar para mí, para preparar mansiones para mí.

Tu presencia conmigo, es la substancia, la ley y la actividad de la vida armoniosa; Tu presencia dentro de mí, es la sabiduría divina; Tu presencia dentro de mí, es el amor divino.   Donde Tú estás, sólo amor puede ser expresado; donde Tú estás, sólo sabiduría puede ser expresada; donde Tú estás, solo paz pude ser conocida; y Tú, estás dentro de mí.   Yo, y mi Padre, estamos aquí, juntos en comunión uno con otro; morando uno con otro; porque el Padre, y Yo, somos Uno; pero el Padre es mayor que yo.   Y el Padre ha hecho de mi alma, Su morada; el Padre ha hecho de mi conciencia, Su morada; el Padre mora dentro de mí; y yo, moro en Él, porque somos Uno.           

    Tu presencia, es la actividad de la Gracia divina; y Tu Gracia, es mi suficiencia en todo.   ¿Dónde está Tu Gracia?   -Tu Gracia no está fuera en una habitación; Tu Gracia no actúa en el aire; Tu Gracia no está en algún lugar entre el cielo y la tierra.   -Tu Gracia está dentro de mí; Tu Gracia está dentro de mi conciencia – realmente en la conciencia de toda la humanidad, esperando el reconocimiento que ahora estoy haciendo.   Ésta es la vida eterna – el conocer que Tu Gracia está actuando dentro de mí.   Tu Gracia me satisface – en todas direcciones.   Tu Gracia es una ley de amor y una luz para mí.   Tu Gracia es mi pan, y carne, y vino, y agua; y Tu Gracia está actuando aquí y ahora, dentro de mí.   Yo, y el Padre, estamos aquí – juntos - somos Uno.   Yo, estoy en Él; y Él, está en mí.   Y mi reconocimiento del Padre dentro de mí, es mi reconocimiento de que el Padre… Él hace las obras.

Esto me deja libre – libre de deseos, de esperanzas, de ambición – pero vivo y alerta en el reconocimiento de que yo, puedo hacer todo por medio de Cristo.   Yo, puedo hacer todo por medio de la presencia de Dios, dentro de mí.   Yo, puedo hacer todo; todo – yo, puedo satisfacer toda demanda que se haga sobre mí – física, mental, moral, financiera – por la Gracia de Dios que mora en mí.   Vivo Yo, pero no yo – el Padre que mora en mí, está viviendo mi vida.   El Padre dentro de mí, está haciendo plena mi vida.   El Padre dentro de mí, me da las obras por hacer; y entonces Él, lleva a cabo aquello que se me ha encomendado hacer.  El Padre dentro de mí, me conduce hacia verdes prados, junto a aguas tranquilas.   El Padre dentro de mí, me da las obras que hacer; y yo, trabajo tal como el Padre me da el quehacer; y, aun así, Él lleva a cabo aquello que Él, me da para hacer.   Porque el Padre dentro de mí, hace las obras.   Yo, por mí mismo, nada puedo hacer.

Sólo por la Gracia del Padre dentro de mí, está mi vida plena.   Sólo por la Gracia del Padre dentro de mí, soy conducido hacia donde mejor puede servir a Dios y al hombre.   Oh sí; yo, tengo que servir al hombre.   Yo, tengo que ser un siervo para el hombre.   Yo, tengo que dedicar mi vida a mi prójimo - porque si yo digo que amo a Dios a quien no he visto, pero no amo a mi prójimo a quien sí he visto, entonces soy un mentiroso.   Así que al amar a Dios supremamente, amo a mi prójimo; y amo ayudar y servir e iluminar.   Pero solo por la Gracia de Dios, es que soy conducido hacia aquellos a quienes puedo servir.   Sólo por la Gracia de Dios, puedo tener existo en servirlos después de haberlos conocido.   ¿Y cómo es que experimento la Gracia de Dios?  -Al volverme hacia el interior – silenciosa, secreta, sagradamente; y reconociendo que aquí y ahora, dentro de mí, con todo el mundo excluido, sin nada externo a mí mismo, aquí estoy yo, Padre, y somos Uno.   En este silencio consagro mi vida a Dios, habiendo renunciado a deseos, esperanzas, temores, ambiciones.   Yo me he entregado a Dios, y ahora, Dios me llena; me ilumina; me instruye; me enseña; me guía; me conduce; me dirige; me alimenta; sí, me alimenta…  Me sustenta desde el interior.  Tú revelaste desde antaño: ‘Yo, soy el pan, y la carne, y el vino, y el agua’.

Y así sé que Tu fuente infinita de provisión me está alimentando, vistiendo y hospedando.   Yo sé que todo esto llega desde el interior, por lo que no requiero mirar al exterior.   Tu sabiduría, es mi sabiduría; Tu amor, es mi amor.   Mi vida entera es vivida para que Tu gloria, pueda ser manifestada al hombre.   Ah, sí; si yo fuera a hablar de mí mismo, daría testimonio de una mentira.   Yo, por mí mismo, nada puedo hacer; carezco de poder.   Pero todo lo que se lleva a cabo a través de mí, es una manifestación de Tu gloria, de Tu sabiduría, de Tu vida, de Tu fuerza, de Tu paz, de Tu poder.

Todo bien por pequeño que sea, manifestado por medio de mi vida terrenal, es un testimonio para Tu gloria – para Tu presencia – para Tu poder.   Sin Tu presencia y sin Tu poder, yo sería como una rama de árbol que está cortada y se seca.   Reconociendo Tu presencia dentro de mí, reconociendo Tu poder, soy Uno con el origen de toda vida, de toda sabiduría, de toda fortaleza.   Reconociendo Tu presencia y Tu poder dentro de mí, soy Uno con la inmortalidad, con la eternidad, con la infinitud.   Y todo esto muestra Tu gloria.   Si estoy saludable, entonces esto es evidencia de Tu presencia, dentro de mí; si tengo abundancia, entonces esto es evidencia de Tu presencia, dentro de mí; si tengo gozo, paz, armonía – entonces esto da testimonio de Tu presencia, dentro de mí.   Si sirvo, si ayudo, si beneficio a alguien, entonces esto es el testimonio de que Tú, estás conmigo; Tú, estás conmigo.   Tú, estás en mí, tal como yo, estoy en Ti; y somos Uno; y todo cuanto es llevado a cabo a través de mí, es Tu propia gloria siendo manifestada al mundo.   Tu presencia… la siento; la siento- está aquí, dentro de mí; va delante de mí; camina a mi lado; detrás de mí.  Y siempre Tu presencia, mira sobre mi hombro, mostrándome el camino a seguir.

Por lo tanto, por Tu Gracia, es que camino en integridad; por Tu Gracia, es que ando confiadamente; por Tu Gracia, es que sirvo humilde y sinceramente.   Tu Gracia, es mi suficiencia en todo”.  

Y esto, que es sagrado; esto, que es la experiencia más sagrada que un individuo puede conocer jamás, tiene que ser guardada dentro de sí mismo, con el mundo externo, afuera; para estar aquí, morando con Dios; sintiendo la presencia de Dios; sintiendo la seguridad que viene al sentir la presencia de Dios - esta experiencia más que sagrada, tiene también que ser una experiencia secreta, ya que el Maestro enseña: “Cuando ores, cierra la puerta; ve a tu secreto santuario interior, y cierra la puerta” - lo cual estamos haciendo ahora.   Tan solo consideren, cada uno de nosotros está aquí como si no hubiera nadie más en esta habitación.   Cada uno de nosotros está solo – encerrado dentro de sí mismo, con Dios; únicamente con Dios; en comunión con Dios.   Y esto es un secreto – un secreto que tenemos que preservar del mundo, pero un secreto que a la vez tenemos que compartir con aquellos que prueben estar listos para la experiencia.

Nosotros no damos nuestras perlas al pensamiento que no está preparado; nosotros no enseñamos la parte más profunda y sagrada de nuestro trabajo, excepto a aquellos que hayan dado indicios de su de que su deseo es por la vida del Espíritu – aquellos que nos hayan mostrado que también ellos desean vivir una vida morando con Dios, viviendo por la Gracia de Dios.  -No por fuerza, no por poder, sino por el Espíritu de Dios interior.

Y así es como llegan ustedes al gran misterio, y éste es – cuando ustedes tengan este Espíritu de Dios conscientemente avivado en ustedes, entonces ustedes tendrán la substancia, la ley y la actividad de toda forma.   Y ustedes hallarán que este reconocimiento, esta concientización de la presencia y el poder de Dios dentro de USTEDES, aparecerá externamente como toda forma de actividad, toda forma de provisión, toda forma de salud, toda forma de bien infinito que jamás pudieron soñar, y más allá de su habilidad para soñar.  – Uno no necesita desear la salud – tan solo se necesita desear conocer al Padre, dentro de ustedes.

Cierren sus ojos y descansen en la seguridad de Mi presencia.   Porque Yo, jamás los dejaré ni los abandonaré.   Yo, iré con ustedes hasta el fin del mundo.   Dondequiera que ustedes vayan, Yo, iré; ya sea arriba en el cielo o abajo en el infierno; o a través del valle de la sombra de la muerte; no teman; no teman.  -Soy Yo; Yo, aquí en medio de ustedes.

¿Se dan cuenta ahora de lo que la vida mística es?  -En la vida mística, el Padre, dentro de nosotros, constituye nuestro alimento, nuestro vestido, nuestra salvación y nuestra seguridad.   No hay Dios que nos mande esto o que nos dé esto.  Nuestro Dios ES esto - nuestro Dios ES libertad; nuestro Dios ES seguridad; nuestro Dios ES gozo y paz.  Únicamente… tan solo es necesario para vivir – oh, unos cuantos momentos por la mañana; unos cuantos momentos por la tarde; unos cuantos momentos por la noche – interiormente, como esto, con el mundo excluido, hasta que llegue el verdadero sentimiento de que la presencia de Dios está ahí; y después no afanarse por nada del mundo externo, porque TODO les será añadido.

Tengan cuidado – jamás hablen de esto con nadie – ni siquiera con sus familiares más cercanos; ni con sus amigos más cercanos… HASTA que llegue el tiempo en que su propia vida dé testimonio del fruto de esto; y entonces ellos vendrán y buscarán – pero no les den esto hasta que ellos hayan PROBADO que están preparados para esto – con su entusiasmo, con su deseo de esto.   Porque podrían encontrar que sus perlas podrían ser pisoteadas y las perderían.

Resulta extraño decir que hay algunos que encontraron esto y lo perdieron en su desmedido afán por darlo, por compartirlo.   Y la razón es que hablar esto ordinariamente, es como lanzar una pelota sobre la pared.  La pared no la recibe – tan solo se las devuelve.  Y así es – mientras yo se los digo, ustedes lo aceptan, lo reciben en su conciencia.   Sale desde mí, encuentra hospedaje dentro de ustedes, y entonces regresa de nuevo a mí en una ola de amor.   Pero en el instante en que yo trate de decirle esto a alguien que NO esté receptivo y sensible, sería como si chocara contra la pared, y regresaría y me golpearía en lugar de volver gentil, dulce, amorosamente…

Ustedes encontrarán que cuando se topan con alguien que está buscando a Dios, éste habrá mostrado por su vida, un grado de consagración; y cuando comparten esto con él, entonces se duplica dentro de ustedes.   En el instante en que ustedes tratan de que otro se ‘trague’ esto, en ese mismo instante estarían ustedes tratando de darlo a alguien que no lo quiere, y entonces ustedes se encontrarían debilitados.  

Muchos no se dan cuenta que cuando el Maestro enseñaba a las multitudes, a menudo se debilitaba.   Y la razón era que él estaba compartiendo la totalidad del Espíritu - y cuando regresaba a él, tan solo caía a sus pies.   Muy a menudo cuando tenemos una conferencia, al final hay una sensación de fatiga.   Es como si hubieran compartido todo su bien y se hubieran quedado en blanco.   Pero esto jamás ocurre en un salón de clases; ¡jamás!   Por el contrario, jamás he experimentado una sesión de clase que no me haya dejado más eufórico, más elevado, más lleno con el Espíritu, que cuando iniciara la sesión.   La razón es que los que llegan a la clase, vienen con una conciencia abierta – receptiva.   Ellos lo evidencian en sus vidas – o de lo contrario no estarían en el salón si no estuvieran consagrándose a una concientización superior, a una conciencia superior – por lo que están receptivos y sensibles; y reciben y tmbién dan a cambio.

“El Padre dentro de mí” – esto tan solo es un concepto.  Pero cada uno descubre para sí mismo, aquello que Dios es para él.   Cada uno siente dentro de sí mismo, si Dios es el Padre interior, o si Dios es Amor, o si Dios es Vida.  Algunos encuentran que el Espíritu de Cristo mora en ellos; otros encuentran el Espíritu de Amor, el Espíritu de Vida.   Cada uno encuentra esta Presencia dentro de sí mismo, y la Presencia asume una identidad.

Resulta perfectamente natural para algunos, sentir que este es “el Padre dentro de mí”.   Resultó perfectamente natural para Abraham, sentir “Éste es mi amigo”.   En ocasiones la pregunta se me hace - ¿por qué es que ese “Querido Amigo” es una parte tan importante de mi vida?  -Mis cartas comienzan de esa manera – incluso las cartas mensuales.   Siempre es: “Querido Amigo”.  Y les estoy diciendo esto, porque Dios es para mí, un amigo - Dios lo es para MÍ.   Y cuando yo les digo: “Querido Amigo” a ustedes, es que yo estoy reconociendo al Padre en ustedes.   Cuando yo escribo: “Querido Amigo”, es a esta Presencia dentro de mí, a quien yo, estoy hablando; y es esta Presencia, este Amigo dentro de mí, Quien está hablando a través de mí – a ustedes.   Pero repito, hay ocasiones cuando siento esta verdadera Presencia de amor en mí o la verdadera Presencia de la vida – pero lo que sea, se trata de LA Presencia. 

Se trata de LA Presencia, y se trata de EL Poder - y ésa es la razón por la que, en El Camino Infinito, todo nuestro fundamento es que SOLO Dios es Poder.   No hay poderes externos a nosotros; no hay poderes de mal y no hay poderes de bien.   Porque el único poder que hay, es esta Presencia dentro de mí – se trata de la ÚNICA Presencia; se trata de la Presencia TOTAL.   Y no tiene que contender contra otros poderes; no tiene que pelear contra otros poderes para vencerlos. -Porque NO HAY otros poderes.  Esto es lo que yo siento como ‘el Padre dentro de mí’; esto es lo que yo siento como una Presencia amorosa – se trata del Poder ÚNICO.   Y ésa es la razón por la que, en El Camino Infinito, no hay ninguna razón para vivir por fuerza ni por poder.   No hay razón alguna para luchar para sanar la enfermedad; no hay necesidad de esforzarse para vencer el pecado.   Hay una Presencia dentro de NOSOTROS que lleva a cabo las obras - y las obras no es pelear ni vencer.   Es casi como si se estuviera disolviendo una imagen – nada más y nada menos que eso.   No se trata de un poder en el sentido de hacer algo al mal – tan solo es un poder en el sentido de mantener y sustentar Su propia creación divina – desde Tu Espíritu.

Así, cuando la tentación les diga que están contemplando un problema – independientemente del nombre o naturaleza del problema; independientemente de su profundidad, altura o anchura; independientemente de su supuesto poder – tan solo pregúntense: “¿A dónde huiré de Tu presencia?  - Tú, estás aquí.   Donde quiera que yo, voy, Tú, vas.   Dondequiera que yo, estoy, Tú, estás”.   -Y descansen; descansen en esa Presencia y permitan que Ella lleve a cabo Su función.   Si hay una enfermedad para ser sanada, permitan que Ella lo haga.   Si hay un pecado que vencer, permitan que Ella lo haga.   Si hay algo en la naturaleza de provisión para ser proveído, permitan que Ella lo haga.   No le ordenen; no la hagan su mensajero; no traten de investirla de poder.   Descansen en Ella; sientan la Presencia; descansen en Ella.   Y luego reconozcan que cualquier demonio que esté delante de mí, esta Presencia lo disolverá.  

Esta Presencia lo va a reinterpretar.   Ustedes no necesitan pelear – la batalla no es de ustedes.   Descansen en el Verbo y permitan que los males de “este mundo”, se destruyan a sí mismos.   Esto no es solamente cierto en relación a sus problemas en lo individual, sino que un día estarán felices de observar los grandes problemas de “este mundo”, disolverse – justo frente a sus ojos – en tanto ustedes miran fuera hacia los males de “este mundo” y sonríen.   “Tú, no puedes tener poder alguno, a menos que viniera de Dios”.   No necesitamos pelear; no necesitamos temer a los ejércitos del enemigo; no necesitamos temer lo que el hombre mortal pueda hacernos.   ¿Por qué?  -Porque contamos con el Señor Dios Todopoderoso.   Nosotros contamos con esta Presencia divina en NOSOTROS.   Entonces, ¿a qué temeremos?  ¿Y qué poder permanece en el mundo ante la presencia del Poder infinito? 

Así que no se sorprendan de que VAYAMOS a atestiguar la superación de todos los males en el mundo. – No por tener grupos de oración para que recen por la paz - el mundo los ha tenido durante generaciones; no por orar a Dios para que destruya a nuestros enemigos – eso se ha hecho por miles de años.   Tan solo en una sola forma – aquietándonos en paz – sintiendo esta Presencia divina - y luego preguntándonos: ¿Qué otra presencia hay aparte de Ésta?  ¿Qué otro poder hay aparte de Éste?   ¿Quién ha investido de poder al mal?   ¿QUIÉN lo ha investido?   ¿QUÉ ha investido de poder a la mente mortal?

Y la respuesta vuelve: “Nada-nadie.  No teman; Soy Yo.   La batalla no es vuestra; no necesitan pelear.  Aquietaos y ved la salvación del Señor”.   Y ustedes encontrarán eso después de estas meditaciones en las cuales ustedes se retiran al interior, dejen al mundo entero fuera – todos sus deseos; todas sus esperanzas; todos sus temores; todas sus ambiciones, entréguenselos a Dios.  Establézcanse en la paz.  “Heme aquí, Padre.  Tú, en mí; y yo, en Ti”.

Entonces, cuando la presencia del Espíritu se anuncie a Sí Misma, ustedes verdaderamente sentirán que no quedó nada que temer – porque no eran poderes; no hay presencia alguna además de Ésta.  Esto que yo siento dentro de mí, es el TODO infinito, aparte de lo Cual no hay nada más.   Cuando ustedes cierren sus ojos de esta forma; cuando ustedes hayan excluido al mundo; entonces solo quedarán ustedes y Aquello que los envió a expresión – Aquello que es responsable del nacimiento de ustedes; Aquello que es responsable por cada día de su vida.  Pero la razón por la que la vida no ha sido exitosa es que la hemos vivido a través del sentido personal, en lugar de entregarnos a diario a esta Presencia interior - así, ninguna vida sería jamás un fracaso.

Ninguna vida terminaría jamás en debilidad y en temor, para aquél que entregue cada mañana su vida a esta Presencia interior, y luego permita que Ella se haga cargo del día.  Vivo Yo, pero no yo.   Esta Presencia dentro de mí, vive mi vida. Y por largo, largo tiempo, es necesario que nos retiremos al interior varias veces durante el día, con objeto de hacer esta entrega – hasta que un día verdaderamente ocurra una completa y perfecta entrega, luego de la cual ustedes descubrirán que ‘ustedes’ NO están viviendo ya su propia vida, ni pensando sus propios pensamientos, sino que siempre es el Padre quien está viviendo la vida de ustedes; el Padre quien está pensando a través de ustedes – el Padre viviendo por medio de ustedes.   Y entonces, si hubiera algún deseo, esperanza o ambición, sería el Padre expresando SU voluntad, SU deseo, SU poder, SU presencia.